• EL PODER DEL SUBCONSCIENTE

“Nuestro subconsciente es quien dirige nuestras vidas”

Primero hay que saber que la mente está dividida en dos: mente consciente y mente subconsciente, cada una con sus propios atributos y poderes.

La Mente Consciente

Es la que constituye entre el 5% y 10% del total de nuestra mente. Y es conocida como la mente lógica, racional o pensante. Es la que conversa, escucha, lee, aprende, analiza, decide, planifica, etc. Es la que establece las metas y juzga los resultados. Es capaz de ir al pasado para recordar situaciones o al futuro para soñar. Así mismo, puede pensar de manera abstracta. Términos como riqueza o felicidad son pensamientos abstractos, palabras que pueden significar cosas muy distintas para diferentes personas. Su capacidad de proceso se limita a las memorias a corto plazo y funciona a 40 ciclos por segundo. Esto nos confiere hacer muy pocas cosas a la vez, de uno a tres eventos simultáneamente.

Cursos, libros de autoayuda y otros procesos para el cambio se centran en su mayor parte en la mente consciente. Si bien pueden ser muy eficaces en algunos casos, resultan una pérdida de tiempo y energía si la mente subconsciente no se encuentra alineada con la meta deseada.

La Mente Subconsciente

La mente subconsciente compone el otro 90% a 95% y tiene características muy diferentes. Es la parte de la mente que se encarga de todas nuestras funciones biológicas (ritmo cardiaco, respiración, digestión, etc.) y de todas las actividades habituales que realizamos. Mientras que la mente consciente es abstracta en su pensamiento, el subconsciente es muy literal, incapaz de razonar y vive en un eterno presente, esto nos obliga a ser muy específicos en la comunicación con él a la hora de crear las afirmaciones subliminales, por poner un ejemplo. Aloja nuestra memoria a largo plazo, realiza miles de eventos a la vez y procesa 20 millones de bits de información por segundo. Es exponencialmente más poderosa que la mente consciente.

Es responsable de todas nuestras reacciones automáticas (si me caigo pongo mis manos -para protegerme el rostro- sin pensarlo de manera consciente), responsable de las emociones que sentimos y de la mayoría de los pensamientos que nos vienen. Para ello tenemos que comprender que los pensamientos, creencias y emociones mantenidas en nuestra mente subconsciente crean la mayor parte de la realidad que experimentamos. Por lo tanto, es con el subconsciente con quien debemos trabajar si queremos hacer un cambio rápido, duradero y efectivo en nuestra vida y nuestra realidad.

Difiere del consciente por su vigilia permanente, es decir, que siempre está "escuchando" y registrando todo lo que "oye". Lo interesante de esta característica es que cuando "graba" subliminalmente todo lo que escucha no lo cuestiona, y luego, simplemente ejecuta con toda precisión las órdenes que recibe o nos estimula a tomar acciones dinámicas hasta lograr el cambio. Si la mente consciente escucha una afirmación, en la mayoría de los casos, tiene la opción de aceptarla, rechazarla o modificarla. Ejemplo, si se le dice a la mente consciente: "Yo estoy sano"(cuando uno no lo está), la mente podría cuestionar la afirmación. El subconsciente, sin embargo, no tiene la misma habilidad para discriminar, deja pasar los mensajes sin censura, sin ningún tipo de filtro. Si una idea es expuesta a la mente subconsciente, ésta se alojará en ella. De modo que, si el subconsciente escucha que uno está sano, uno comienza a sanar. No le queda más remedio que “crear una realidad” exterior que se ajuste a ese plan. El subconsciente no diferencia lo real de lo imaginario y en ello precisamente radica la gran oportunidad de esta tecnología.


¿Por qué la mente subconsciente podría no estar alineada con nuestros objetivos?

La mente subconsciente se desarrolla principalmente entre el nacimiento y los 6 ó 7 años. Durante este periodo de crecimiento es como una esponja que acepta la programación que recibe de su entorno en forma de experiencias, actitudes, valores y creencias. Sobre las bases de estas experiencias y lo que nos pueden decir nuestros padres o cuidadores podemos asumir creencias como “nunca seré lo suficientemente bueno”, “todo se consigue con mucho esfuerzo”, “es difícil conseguir una buena pareja”, “el dinero que gano nunca me alcanza” o “siempre me enfermo”. Estos programas o creencias continuarán operando durante toda nuestra vida atrayendo la experiencia de no sentirnos a la altura, trabajar estresado, experimentar el rechazo, vivir en escasez o tener una salud deteriorada.

Debido a esto, en ocasiones podemos reaccionar de forma inmediata e inapropiada delante de ciertos comentarios o comportamientos inocentes de nuestros familiares o compañeros. Estos comentarios o comportamientos actuarían como disparadores que accionarían en nosotros programas de enfado, tristeza, ansiedad o culpa. Dicho de otro modo, activarían un programa subconsciente que aprendimos en algún momento de nuestra vida. Es debido a estos programas limitantes que se ejecutan en nuestra mente subconsciente que podemos sabotear nuestras relaciones, salud, proyectos o prosperidad. Estos programas de creencias simplemente continúan funcionando, alimentando nuestros pensamientos y creando una percepción en nuestra vida que coincide con nuestras creencias internas.

Por ello, es preciso darle a nuestro subconsciente la “programación” adecuada para decirle cómo quiero que actúe, cómo quiero que reaccione frente a cada estímulo. Esto creará nuevos programas que luego funcionarán de forma automática igual que no tenemos que pensar para respirar, parpadear o hacer que nuestro corazón bombee.